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Granitos en espalda, rostro, cuello, pecho, hombros e incluso en muslos, pueden ser una señal de acné. Pero, ¿Cómo saber si se trata realmente de este padecimiento? ¿Sólo se manifiesta en adolescentes? Si lo padezco, ¿Tendré marcas de por vida? ¿Cuál es el tratamiento más efectivo?
Hay toda una serie de dudas alrededor del acné a las que miles de personas afectadas buscan respuesta, debido a que no sólo daña la salud de la piel, también deja estragos en el autoestima y en la seguridad de quien la padece.
El acné, también conocido como acné vulgar ( acne vulgaris) es una enfermedad crónica inflamatoria de la piel que afecta las glándulas sebáceas y los folículos pilosos. Se caracteriza por la formación de comedones, pápulas, nódulos y pústulas principalmente en el rostro y en el tercio superior de pecho y espalda.
Esta afectación surge como consecuencia de los cambios hormonales que se presentan en la pubertad y adolescencia. Durante estas etapas, los andrógenos inducen la producción de sebo por las glándulas sebáceas, el cual drena de forma normal hacia el pelo y los poros de la piel, pero si se juntan las células de este conducto se tapan los poros y se produce una lesión de acné.
Un día despiertas con la cara limpia y al otro ya tienes varios granitos ¡Qué tragedia! Parece que todo sucedió así de la noche a la mañana y ni siquiera sabes porqué. El acné es una enfermedad multifactorial que lleva a cabo el siguiente proceso.
Tales alteraciones en la piel que se derivan del proceso anterior pueden ser desencadenadas por diversas causas, de ahí que el acné sea multifactorial. A continuación, te presentamos algunas de las más recurrentes:
En nuestros genes está determinado si vamos o no a padecer acné. El 80% de los pacientes con acné tiene el antecedente de un familiar de primer grado afectado.
El acné vulgar suele presentarse entre los 12 y 24 años de edad, por ello se cree que es una enfermedad de la adolescencia, ya que en esta etapa hay una proliferación de hormonas androgénicas como la testosterona que estimula la producción de grasa. Sin embargo, también se puede presentar en bebés ( acné neonatal) o después de los 30 años ( acné tardío).
Cuando no hay buenos hábitos de higiene como lavarse la cara en la mañana y la noche, los poros de la piel se obstruyen, la grasa se acumula y se forman las espinillas. De igual manera, el no desmaquillarse puede favorecer esa misma producción. Por otro lado, el lavar la cara varias veces al día, tampoco es bueno, ya que altera el pH de la piel y cambia su flora normal, favoreciendo la aparición de lesiones.
Algunos protectores solares, cremas, hidratantes y maquillaje pueden ser comedogénicos para la piel al estar elaborados a base de aceites que favorecen la formación de puntos negros.
Al igual que con otras enfermedades, una alimentación a base de azúcares y grasas saturadas es algo negativo para la salud debido a que en este caso, aumenta las probabilidades de desarrollar acné.
Este punto afecta más a la población femenina debido a que existen enfermedades como el síndrome de ovarios poliquísticos, que pueden alterar la producción de hormonas y por ende, estos desajustes favorecen la aparición de acné.
El sol es bueno, pero en pocas cantidades. Una excesiva exposición al sol también puede ser causa de la aparición de espinillas, ya que los rayos UV aceleran la inflamación y la producción de grasa en la piel.
Durante el embarazo, las mujeres también experimentan cambios hormonales que pueden ser causantes de la aparición de espinillas. En algunos casos, la producción de grasa de la piel aumenta debido a los altos niveles de progesterona.
La ingesta de algunos medicamentos puede contribuir con la aparición de acné tales como: corticoides, vitamina B12, antilépticos, litio, anabolizantes, yoduros y bromuros son algunos incentivos para detonar un brote de acné o de lesiones similares.
La ansiedad y el estrés no son precisamente causantes de acné, pero sí propician que el cuadro clínico empeore.
El acné se puede clasificar de acuerdo al tipo de lesión y a la gravedad de la misma, lo que nos permite ir en una escala de acné leve hasta un acné severo.
Por otra parte, aunque ya se sabe que la inflamación está presente desde el inicio del acné, para facilitar su comprensión podemos dividirlo en dos tipos:
La sintomatología del acné puede variar de una persona a otra, pero algunos de los síntomas que pueden referir los pacientes son comezón leve, ardor y dolor, sobre todo asociado a las lesiones inflamatorias o a la manipulación de las mismas.
Los buenos hábitos de limpieza y alimentación pueden ayudar a disminuir la aparición de lesiones. Sin embargo, cuando esto no parece eliminar el acné y las lesiones persisten o empeoran es necesario acudir con un médico que se especialice en la salud de la piel, es decir un dermatólogo.
El acné que aparece en la adolescencia es normal que se manifieste hasta que el cuerpo de la persona alcanza la madurez hormonal y pasa a la adultez. La aparición repentina de acné en adultos o el aumento en la severidad de un brote puede ser señal de alguna enfermedad preexistente que requiere diagnóstico médico.
En las mujeres se deben descartar alteraciones que aumenten las hormonas masculinas, como es la presencia de quistes en los ovarios, sobre todo en quienes el acné se acompaña de otras manifestaciones como caída de cabello e irregularidad menstrual.
Para hacer un adecuado diagnóstico, el dermatólogo tendrá que realizar una evaluación visual de las características de las lesiones y conocer la historia clínica y los hábitos del paciente para brindar un adecuado diagnóstico.
Uno de los errores más comunes que cometen las personas que padecen acné es intentar curarlo con remedios caseros que no siempre ayudan y que, en algunos casos, llegan a agravar las lesiones. Por ello, acudir con un dermatólogo es la mejor opción porque él determinará el tratamiento ideal para cada persona, y además se enfocará en:
Hay diferentes tipos de tratamientos para el acné que actúan en diferentes factores como son reducción del sebo, acelerar el recambio de las células de la piel, disminuir la carga de P. acnes y la inflamación, con lo cual se reducen las lesiones de acné y se previenen cicatrices.
Es normal que las personas que padecen acné quieran ver resultados inmediatos. Sin embargo, no siempre es así y mucho menos cuando hay lesiones muy graves; los resultados comenzarán a notarse aproximadamente a los 2 meses de tratamiento. La desaparición total del acné puede llevar varios años.
El dermatólogo determinará el tratamiento con base en la edad, el tipo de acné y la gravedad de las lesiones que presenta cada paciente; no quiere decir que un mismo tratamiento pueda funcionar en todos los casos. Generalmente, para tratar el acné se recurre a la combinación de medicamentos tópicos y orales, excepto en el caso de mujeres embarazadas.
Ver resultados efectivos se trata de compromiso y constancia por parte de la persona que padece la enfermedad y siempre es importante considerar los beneficios y los posibles riesgos que puede tener cada tratamiento.
¿Tu rostro produce tanta grasa que hasta brillas? ¿Tienes muchos granitos y ninguno parece desaparecer? ¿Ya no usas escotes por las marcas que el acné ha dejado en tu pecho? ¿Mirarte al espejo ya no te genera ninguna satisfacción?
Estos y muchos casos más son comunes cuando una persona padece acné, porque sabemos que no sólo se trata de una enfermedad de la piel, también llega a afectar el autoestima y la confianza. Por ello, en Ducray tenemos una línea de cuidado de la piel que que se ajusta a tus necesidades.
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