Los síntomas de la sudoración excesiva

Se entiende por hiperhidrosis la producción excesiva de sudor, es decir, cuando esta producción supera las necesidades necesarias para la termorregulación del organismo. Suele ser un tema tabú del que la gente no siempre se atreve a hablar con su médico. Sin embargo, hay formas de controlar la producción de sudor y reducir el impacto que tienen los síntomas hiperhidrosis.

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Contenido

El sudor: el termostato de nuestro cuerpo

La sudoración es un fenómeno completamente natural y esencial para nuestro cuerpo. Permite que se enfríe cuando su temperatura aumenta, al realizar una actividad física o cuando hace calor, por ejemplo. El hipotálamo, una glándula situada en el cerebro, actúa como centro de control de nuestra temperatura corporal. Su función es mantenerla a 37 °C, así que cualquier aumento de temperatura lo hace reaccionar, llevándolo a aumentar la producción de sudor.
El sudor es producido por las glándulas sudoríparas, que son aproximadamente 4 millones en la superficie de la piel. Liberan por término medio 1 litro de sudor al día aunque, cuando se sufre de hiperhidrosis, su producción aumenta.

Diferentes tipos de hiperhidrosis

La hiperhidrosis primaria

En la gran mayoría de los casos, la hipersudoración es primaria, lo que significa que no está asociada a ninguna causa identificable. Suele aparecer en la infancia o la adolescencia. La mayor parte del tiempo se caracteriza por existir sudoración excesiva por la mañana o durante el día.

La hiperhidrosis secundaria

La llamada hiperhidrosis secundaria se produce como consecuencia de una afección, una enfermedad o el uso de un fármaco. Por eso, si los síntomas de sudoración excesiva aparecen de repente, y si la hiperhidrosis nunca antes había sido un problema, hay muchas probabilidades de que sea secundaria a otra enfermedad. De ahí la importancia de acudir al médico desde la aparición de los síntomas, para poder determinar la causa.

Hiperhidrosis localizada o generalizada

En el 90%1 de los casos, la hiperhidrosis es localizada y bilateral. El fenómeno de la sudoración excesiva afecta entonces solo a determinadas zonas del cuerpo. De este modo, se puede observar una sudoración de la cara, una hipersudoración de los pies, una hiperhidrosis palmar o sudoración excesiva de las manos, una hiperhidrosis axilar, o incluso una afectación de la espalda, la cabeza o, con menor frecuencia, las piernas. La hiperhidrosis también puede ser generalizada y afectar a todo el cuerpo.

Los sudores nocturnos

Los sudores nocturnos se refieren a un episodio de sudoración por la noche y que puede provocar un despertar repentino. Durante un periodo de estrés o ansiedad, o tras tener pesadillas o un sueño agitado, es un fenómeno muy frecuente.
Cuando se prolonga en el tiempo, es importante consultar al médico para determinar la causa, ya que puede ser el signo de una enfermedad.

Las consecuencias de la hiperhidrosis

La sudoración excesiva es, por supuesto, de los principales síntomas hiperhidrosis. ¿Cuándo se convierte en un problema? Cuando se vuelve desmesurada y supone una carga a diario para quien la padece. Por ejemplo, cuando levantar los brazos o dar la mano se convierte en algo embarazoso, cuando uno ya no se atreve a realizar una actividad física por miedo a sudar, a salir de casa en cuanto hace más de 25 °C por miedo a la mirada de los demás... Todos estos comportamientos ponen de manifiesto el impacto de la hiperhidrosis en la calidad de vida.

Los olores del sudor que pueden acompañar a la hiperhidrosis son a veces embarazosos. En este sentido, es importante recordar que la hiperhidrosis y los olores del sudor no guardan en absoluto relación con un problema de higiene personal, como a veces puede oírse o pensarse. Se trata de una reacción fisiológica entre la flora cutánea saprofita (es decir, todos los microorganismos que viven en la superficie de nuestra piel sin ser patógenos) y los componentes del sudor.

Al margen de esta incomodidad y del miedo a la mirada de los demás, la hiperhidrosis también puede favorecer otros problemas de salud debido a la elevada humedad residual. Puede, por ejemplo, favorecer la aparición de micosis, verrugas o eczema.

¿Cuándo hay que acudir al médico?

La hiperhidrosis es, por desgracia, un problema crónico. No se puede frenar totalmente, pero hay tratamientos y hábitos que se pueden adoptar a diario para convivir mejor con ella y reducir la secreción de sudor.
Cuando uno sufre los síntomas de sudoración excesiva y ello supone una carga en su día a día, conviene acudir al médico porque existen soluciones eficaces.

(1) Stolman LP. Treatment of hyperhidrosis. Dermatologic Clinics. 1998; 16: 863-9.

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