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El melasma, también conocido como paño, es una afección que se manifiesta en la piel del rostro, como consecuencia principal de la exposición a los rayos del sol. Aunque habitualmente se considera que el melasma aparece solamente en las mujeres embarazadas, se han propuesto más causas que hasta ahora no se han demostrado, entre ellas, la que más destaca es la radiación solar.
Se conoce como melasma a la “pigmentación difusa de las áreas de la cara más expuestas a la luz, con predominio en el sexo femenino. También se le llama cloasma o “ máscara del embarazo ”. Así lo explica Keren Porat, en la Revista Médica de Costa Rica y Centroamérica, y añade que el melasma tiene un desarrollo lento, no presenta signos de inflamación y puede “ser sutil u oscura”.
El tono de la piel de las personas va del marfil claro hasta el marrón más oscuro. Todo esto se debe a los pigmentos que hay en la piel, entre ellos, la melanina, la cual se encarga de absorber, distribuir y reflejar la luz, como si fuera un protector solar natural.
La importancia de la melanina radica en que “es el principal componente del color de la piel normal y determinante de las diferencias pigmentarias raciales”, de acuerdo con un texto informativo de la Academia Nacional de Medicina de México.
Este componente se sintetiza gracias a los melanocitos que hay en la epidermis, para después depositarse en una especie de pequeños paquetes conocidos como melanosomas, los que contienen la melanina, cuyo tamaño y forma ayudan a proteger la piel de daños externos, como la exposición a los rayos del sol.
“El sustrato inicial para la síntesis de melanina es el aminoácido tirosina, se obtiene a través de la fenilalanina hidroxilasa que transforma la fenilalanina en tirosina que, se convierte a L-DOPA después a DOPA quinona y finalmente en melanina por acción de la tirosinasa, siendo esta la enzima clave que requiere de la presencia de cobre”, añade la Academia de Medicina.
Cuando existe una hipermelanosis (aumento de la producción del pigmento de la piel) crónica entonces podemos hablar de melasma, una enfermedad que posiblemente apareció hace muchos años, pues se sabe que Hipócrates, médico de la Antigua Grecia, describió en algunos textos a la hipermelanización, la cual aparecía después de que las personas se exponían al sol o a climas muy fríos.
Las lesiones que se presentan en la piel a causa del melasma, “consisten en manchas de tamaño variable, asintomáticas, de color café claro a pardo oscuro, con grados variables de pigmentación, bordes irregulares y a veces bien definidos, sobre la región debajo de los ojos, mejillas, pómulos, frente, dorso de la nariz, área del bigote y mentón”.
Generalmente, el melasma tiene tres patrones de presentación clínica, como lo señala la Revista Médica de Costa Rica:
Las lesiones que provoca el melasma se clasifican en cuatro tipos, los cuales se enfatizan con el examen con luz de Wood, una técnica que emplean los dermatólogos para detectar enfermedades relacionadas con los trastornos de la pigmentación y las infecciones cutáneas.
La luz de Wood tiene la capacidad de penetrar hasta la dermis media, “la fluorescencia del tejido se produce con longitudes de onda cortas, entre 340 y 400 nm, la melanina epidérmica y dérmica absorben este ancho de onda (...) mientras que el colágeno dérmico, después de la absorción, fluoresce con longitudes de onda visibles en el rango de azules”, que se pueden observar al usar la luz de Wood.
Una vez que comprendemos cómo funciona esta luz, podemos describir en qué consisten los cuatro tipos de melasma que afectan a la piel del rostro:
Es conveniente considerar que el melasma aparece con mayor frecuencia entre los 30 y 40 años, aunque también puede llegar a ser precoz y hacerse notoria en personas de menor edad. En el caso de las manchas que se producen durante el embarazo, en ocasiones regresan parcialmente después de dar a luz.
Si hablamos a nivel poblacional, son los afroamericanos, los hispanos y los asiáticos quienes están más propensos a padecer melasma. Aunque puede verse en la piel de cualquier persona, independientemente de su región de origen.
En el capítulo 26 del libro “Dermatología. Atlas, diagnóstico y tratamiento” se mencionan algunos datos epidemiológicos del melasma, importantes para comprender su presencia en determinadas regiones del mundo.
El melasma “afecta a todas las razas, pero se observa con mayor frecuencia en zonas tropicales; predomina en países latinoamericanos y del sudeste de Asia (...) muestra predilección por mujeres de mediana edad, principalmente de tez morena (fototipos cutáneos III a V).
Ocurre en 66% de las embarazadas y disminuye después del parto; en 33% persiste por tiempo indefinido. También se puede observar en las mujeres menopáusicas, varones y niños”, se detalla en el libro.
A nivel etimológico, la palabra melasma proviene del griego melas, que significa “oscuro”, es precisamente esa tonalidad la que aparece principalmente en las mejillas de las mujeres, y en menor medida, en los hombres.
Son diferentes procesos patológicos a nivel físico y químico que determinan la aparición del melasma, aunque existen ciertos factores que favorecen el aumento de melanina (pigmento natural).
El melasma se considera como un “trastorno complejo y multifactorial” que aparece como una consecuencia de la alteración en la producción del pigmento de la piel o en la producción de melanina, provocada por la presencia de melanocitos más activos en la piel que tiene las manchas.
Sin embargo, en el artículo que citamos de la Revista Médica de Costa Rica, resaltan “los factores genéticos y la radiación ultravioleta” como las causas más importantes del melasma.
“Sus causas no se entienden completamente, pero los factores desencadenantes pueden incluir influencias genéticas, hormonales y exposición a la radiación UV. Las hormonas sexuales femeninas, tanto estrógenos como progestágenos han sido implicados en su desarrollo”, de acuerdo con información de la revista “Dermatología cosmética, médica y quirúrgica”.
A partir de diferentes investigaciones que se han hecho sobre el tema, se ha podido determinar que hay una posible correlación entre la aparición del melasma y ciertos rasgos genéticos.
Dicha predisposición genética al melasma es variable de una familia a otra, por lo que en este caso lo más recomendable es acudir con un especialista. Al respecto, la dermatóloga Isabel Longo, citada por el portal de noticias 20Minutos, explica que "el efecto hormonal se produce a nivel local de la piel, no a nivel sistémico, lo que significa que no es tan importante como la predisposición genética, por ejemplo, el fototipo. Cuanto más morena es la piel, más puede presentar melasma".
Este factor del melasma se refiere a las células que se encuentran en la dermis, entre ellas los fibroblastos y los mastocitos, los cuales son determinantes en la melanogénesis de la piel, es decir, el mecanismo que hace posible la síntesis de melanina.
Si los fibroblastos se exponen a los rayos del sol, pueden secretar un factor de células madre y de neuregulina-1, lo que en consecuencia desencadena un aumento de melanogénesis.
Este es uno de los factores que más se asocia con el melasma, debido a que los cambios hormonales por el embarazo, a veces traen consigo la aparición de manchas en la cara, lo que comúnmente las personas llaman paño o “máscara del embarazo”.
En este caso, la hiperpigmentación se presenta en las primeras semanas de gestación, cuando se incrementa la hormona estimulante de melanocitos. También puede presentarse con el uso de anticonceptivos orales y terapias con estrógenos y progesterona.
Por lo tanto, el melasma puede ser un cambio fisiológico propio del embarazo, incluso se considera que la afectación del melasma llega hasta el 50% de las mujeres que se van a convertir en madres. Esto indica que “las hormonas sexuales son un factor precipitante para desarrollar y agravar” el melasma, según la Academia Nacional de Medicina de México.
En las mujeres, el melasma también puede ser una consecuencia del consumo de anticonceptivos que contienen progesterona sintética, por ejemplo, el lenovogestrel.
“Los estrógenos estimulan la melanogénesis al inducir la síntesis de la tirosinasa, y al aumentar la expresión de receptores de melanocortina. Así mismo, los melanocitos expresan receptores de estrógenos que pueden ser activados, induciendo la producción de pigmento”, añade la Academia citada en párrafos anteriores.
Las causas que llevan a la aparición del melasma son varias, pero sin duda la exposición solar es de las más importantes, porque hay una relación entre el empeoramiento de las manchas con la exposición al sol y el hecho de vivir en regiones intertropicales.
La radiación ultravioleta y la luz visible son los principales causantes de manchas, no se considera como una alergia al sol, pero sí es importante que una persona, en la medida de lo posible, utilice medios adecuados de protección solar.
Por eso, los rayos UVA y UVB son los más dañinos y los que se asocian con la pigmentación del rostro, aunque la radiación infrarroja también parece tener un potencial melanogénico.
Lo anterior se puede explicar porque “los rayos UV estimulan la melanogénesis a través de efectos directos en los melanocitos e indirectos en los queratinocitos, así como en proteínas que tienen relación con la producción de melanina, como es la hormona estimulante de melanocitos y el óxido nítrico”, según la Academia de Medicina que hemos citado a lo largo de este texto.
Además, la luz ultravioleta puede entrar a lugares cerrados, como la casa o la oficina, por las ventanas, las puertas y terrazas, por lo que esta radiación también se considera como exposición solar. Con el uso de protector solar es posible cuidar la piel del rostro para evitar la producción excesiva de melanina.
El melasma también podría empeorar con la luz que emiten los focos, las pantallas de celulares, las computadoras y las tabletas electrónicas, por lo que los dermatólogos recomiendan usar protector solar incluso estando dentro de casa, para evitar el daño que este tipo de luz provoca.
En un artículo publicado por el periódico El Universo, se señala que las manchas en el rostro también se pueden producir “por la luz gama que emiten los monitores de las computadoras. Aunque esta, no es tan agresiva como los rayos ultravioleta, la constante exposición a ella contribuye a pigmentar la piel de igual forma”.
La dermatóloga Martha Naranjo, citada por ese mismo periódico, explica que las manchas surgen cuando la exposición a la luz de los aparatos electrónicos es mayor a seis horas diarias.
“En la actualidad, la luz que emiten las computadoras produce una radiación térmica que altera las células de la piel, como los melanocitos que son los productores de las manchas conocidas como melasma”, añade la especialista.
Hasta el momento hemos mencionado que el melasma afecta principalmente a las mujeres, y dentro de este grupo poblacional, son las embarazadas quienes, con mayor frecuencia, notan la presencia de manchas en el rostro durante los primeros meses de gestación.
Por este motivo, lo que más se recomienda a estas mujeres es que eviten exponerse a los rayos del sol, para que no haya un aumento en la producción de melanina, que en ocasiones, vuelve a aparecer incluso después de que nacen los bebés.
La prevalencia de melasma, en el 90% de los casos, es en mujeres, especialmente las de mediana edad y de piel morena. Son muy pocos los casos que se presentan después de la menopausia y también hay un bajo porcentaje de hombres que tienen melasma.
De igual manera, la prevalencia del melasma varía según el fototipo y grupo étnico que lo presente. De acuerdo con la Academia Nacional de Medicina de México, el melasma es más frecuente en las áreas intertropicales del planeta.
Con la finalidad de que haya una mejor comprensión de este punto, vale la pena señalar cuáles son los fototipos y su clasificación:
Los grupos raciales de fototipos III a V muestran una mayor prevalencia de melasma, por ejemplo, en este grupo se encuentran los habitantes de Japón, Corea, India, Pakistán, África mediterránea y latinoamérica.
En resumen, podemos decir que el melasma se manifiesta principalmente en personas (sobre todo mujeres) de origen hispano, afroamericano, asiático, árabe, indio.
El organismo produce dos tipos de melanina, por una parte está la feomelanina, que es la responsable de darle un color amarillo o anaranjado a la piel; mientras que la eumelanina genera manchas de color marrón oscuro.
Las mujeres pueden notar que estas marcas aparecen en su rostro y lo lógico es que busquen a un especialista para que pueda confirmar si se trata o no de melasma.
En este caso, para detectar la presencia de melasma es necesario que se haga un diagnóstico clínico que permita reconocer con claridad el tipo de manchas y la tonalidad que tienen, así el médico especialista podrá detallar cuál es la causa de este trastorno.
Una de las técnicas que se puede emplear para saber si se tiene melasma es la luz de Wood, que como lo mencionamos al principio del texto, resalta aquellas zonas de la piel que están produciendo un exceso de melanina.
Una escala de severidad del melasma es la evaluación MASI( Melasma Area and Severity Index). Consiste en la medición de la extensión que tiene la hiperpigmentación facial y la identificación del color dominante en las manchas.
Para realizar este cálculo es necesario dividir el rostro en cuatro regiones:
frente, mentón, malar derecho y malar izquierdo. Posteriormente, se debe de evaluar el área donde es notoria la hiperpigmentación o melasma y verificar si es o no homogénea.
“La suma final de la intensidad y homogeneidad de la pigmentación se multiplica por el área afectada y por una constante para cada región. El puntaje total expresa la gravedad de la enfermedad y se usa para documentar lesiones en los estudios clínicos”, profundiza la Academia Nacional de Medicina de México.
Las dos técnicas que se utilizan para comprobar que una persona tiene melasma, solamente pueden realizarse por un médico especializado, en este caso, un dermatólogo.
Es muy importante que ante la presencia de hiperpigmentación o melasma, se busque la asistencia de un dermatólogo, este profesional de la salud no sólo cuenta con los conocimientos, también con las herramientas adecuadas para determinar cuál es la causa de las manchas y dar un tratamiento.
Parte del tratamiento que los dermatólogos recomiendan para disminuir la presencia de las manchas en el rostro son las cremas y protectores solares, debido a que una de las principales causas del melasma es la exposición solar.
Al visitar a un especialista es posible que recomiende productos despigmentantes que tengan ingredientes como ácido ferúlico, ácido tranexámico, alfa arbutina y antioxidantes como la vitamina C, los cuales unifican el tono de la piel y mejoran la actividad antioxidante.
El producto que más recomiendan es el protector solar, ya que la aparición del melasma está relacionada con la exposición a los rayos solares. En ocasiones no es posible que las personas se mantengan por completo alejadas de los rayos del sol, por eso es indispensable que apliquen protector solar, en el rostro y en el cuerpo todos los días, para prevenir la aparición de manchas y otros problemas, como el cáncer de piel.
El
fotoprotector solar Melascreen UV de Ducray
es uno de los productos que más recomiendan los dermatólogos, ya que gracias a su textura ligera puede ser utilizado por personas de piel normal a mixta/grasa con melasma.
El factor de protección solar de esta crema es de 50+, sirve como un tratamiento preventivo del fotoenvejecimiento y coadyuvante de las manchas oscuras que provoca el melasma. La principal característica de este protector es su formulación innovadora que combina un sistema filtrante patentado y el activo RonaCare AP, que mejoran la uniformidad de la tez. Melascreen UV se debe de utilizar todos los días tanto en el rostro, en el escote y el dorso de la mano, incluso si las personas no salen de casa, con esto se evita que los rayos del sol y la luz de los aparatos electrónicos produzcan manchas y envejecimiento prematuro.
Todos los productos de Ducray pasan por rigurosos procesos de investigación que avalan la efectividad de los ingredientes, a nivel de marca. La innovación es una de sus principales características, por eso es reconocida y recomendada por los dermatólogos.