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La psoriasis es una enfermedad crónica inflamatoria de la piel que se caracteriza por la aparición de lesiones en forma de placas que tienen una coloración rojiza y que están cubiertas por una capa de escamas blancas y gruesas. Estas placas pueden ser incómodas y generar prurito.
El prurito es la sensación de comezón que genera la necesidad de rascarse de manera constante, impulso que puede afectar aún más las lesiones de psoriasis, ya que puede generar erosiones en la piel o engrosar más las lesiones.
Se trata de una afección que no sólo repercute a nivel físico, sino también tiene consecuencias psicológicas debido a que algunas de las lesiones se encuentran en zonas expuestas, lo cual afecta la imagen personal y la autoestima.
Es importante mencionar que la psoriasis no es contagiosa, por lo que convivir con una persona con dicho padecimiento no genera ningún tipo de riesgo. Es más frecuente en los adultos, pero existen casos de niños que la padecen desde muy pequeños.
La psoriasis se manifiesta con lesiones cutáneas en forma de placas redondeadas, de tamaño variable que se caracterizan por tener un color rojizo y gran parte de ellas, están cubiertas por escamas gruesas.
Las personas que padecen esta enfermedad suelen tener una piel seca, sensible y agrietada que en combinación con las lesiones, pueden acompañarse de comezón. Sin embargo, el rascado favorece el desprendimiento de las escamas, la piel puede sangrar y se exacerba la irritación.
Por otro lado, las uñas también pueden afectarse presentando engrosamiento, puntilleo, cambio de coloración (manchas amarillas o rojas) y desprendimiento. En algunas personas, la psoriasis se puede acompañar de inflamación de las articulaciones, especialmente en codos, rodillas y dedos.
Existen diferentes tipos de psoriasis:
También es conocida como psoriasis vulgar, es la forma más común de la enfermedad; un 80% de los casos la manifiestan. Se caracteriza principalmente y como su nombre lo indica por la formación de placas rojizas cubiertas de escamas.
Son lesiones gruesas y ásperas, suelen distribuirse de manera simétrica en todo el cuerpo, pero las zonas que más se afectan son las de fricción como codos, rodillas, parte inferior de la espalda, piernas, cuero cabelludo, uñas y cara.
El 80% de los pacientes pueden presentar prurito y otras molestias como tirantez o sensación de calor. La gravedad de la psoriasis en placas puede variar entre un paciente y otro.
La psoriasis guttata o en gotas, a diferencia de la anterior, se presenta con lesiones pequeñas que no rebasan el centímetro. Los principales afectados son niños, adolescentes y adultos jóvenes; en el caso de los niños, estas placas pueden desaparecer de forma espontánea en meses o semanas.
Las lesiones aparecen en el tronco (pecho y espalda), en las extremidades y en ocasiones, también en la cara. Puede ser causada por un tipo de infección bacteriana, especialmente por los estreptococos; la mayoría de los pacientes comienza con una enfermedad infecciosa y más tarde, aparece la afección cutánea.
Aunque la mayoría de casos de psoriasis guttata son de niños y jóvenes, también puede aparecer en el paciente adulto que ya presenta psoriasis en placas, presentado en algunos de los brotes con lesiones con aspecto de gotas, en lugar de las placas comunes.
Es un tipo muy particular y diferente a las anteriores, esta se manifiesta en los pliegues de la piel, es decir, ombligo, axilas, ingles, glúteos y senos; y suele empeorar con la fricción y la sudoración. La psoriasis inversa en los bebés se conoce como “ psoriasis del pañal” porque las lesiones aparecen debajo del pañal.
A diferencia de la psoriasis común, las placas de este tipo suelen tener una coloración roja más intensa y carecen de escamas debido a la humedad que guardan dichas zonas. Por ello, el roce con las prendas de vestir y el sudor exaltan el prurito y la incomodidad.
Es la forma menos frecuente de la enfermedad y la de mayor gravedad. Se caracteriza por un enrojecimiento que afecta a más del 90% de la superficie corporal y puede acompañarse de escamas.
La psoriasis eritrodérmica puede aparecer poco a poco (forma crónica) o repentinamente (forma aguda) y puede tratarse de una primera crisis de psoriasis o presentarse tras la interrupción de un tratamiento.
Hasta el momento sabemos que la psoriasis es una enfermedad que repercute en la salud de la piel, pero también puede afectar las articulaciones. La artritis psoriásica es una inflamación crónica de las articulaciones y aproximadamente un 15% de las personas con psoriasis la padecen.
Puede presentarse al mismo tiempo que las lesiones cutáneas o posterior a las mismas, se manifiesta con dolor articular, hinchazón y enrojecimiento. La rigidez y los daños articulares son progresivos, el riesgo aumenta con el paso del tiempo y en caso de psoriasis en pliegues, cuero cabelludo y uñas.
Como lo hemos venido mencionando, la psoriasis puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, pero a continuación vamos a hablar de cada zona en específico.
En gran parte de los casos de psoriasis, la enfermedad afecta principalmente las extremidades, afectando de manera particular codos y rodillas, pero se puede extender hacia los brazos y las piernas. Las placas son muy rojas, escamosas, gruesas y tienen un tamaño variable.
Se manifiesta principalmente en tobillos, dedos y rodillas, pero puede afectar la columna vertebral, en donde el dolor es más intenso. La psoriasis en estas zonas puede ser algo difícil de llevar debido a que en todo momento están generando fricción con cualquier objeto.
Es muy frecuente que las personas que padecen psoriasis, tengan lesiones en el cuero cabelludo, ya sea de manera aislada o que también se manifieste en otras partes del cuerpo. La enfermedad puede aparecer en el borde o en el centro del cabello y puede extenderse hacia la nuca y/o la frente o bien, presentarse de forma total en la cabeza.
Se caracteriza por placas rojas con escamas gruesas, que pueden acompañarse de prurito; el rascado favorece el desprendimiento de las escamas, que al caer sobre la ropa dan un aspecto antiestético.
Mejor conocida como psoriasis palmoplantar, afecta las palmas de las manos y las plantas de los pies. Es poco común, pero suelen aparecer lesiones gruesas y muy secas tanto que agrietan la piel.
Muchas veces resulta incapacitante debido a que los dolores y las fisuras que se generan en manos y pies, vuelven casi insoportable agarrar los objetos, usar zapatos o simplemente caminar. La inflamación puede exacerbarse con el lavado de manos, con los calcetines y el calzado.
La psoriasis ungueal afecta a un 50% de las personas con esta patología y puede presentarse de manera aislada o también en otras zonas del cuerpo, particularmente en articulaciones. Se puede presentar la psoriasis tanto en las uñas de las manos como en las de los pies.
Las lesiones pueden comenzar con la aparición de pequeñas depresiones ´puntuales, que semejan un dedal; las uñas aumentan su grosor, se deforman y cambian de color. Esta manifestación puede variar de un paciente a otro, pero puede acompañarse de dolor y afectar la autoestima de quien lo padece.
Los genitales tampoco se salvan de presentar signos de psoriasis. En los hombres puede afectar el prepucio o el glande, en las mujeres, la vulva, los labios mayores y menores; así como los glúteos y el ano.
Es de las más incómodas, se presenta en forma de placas rojas con bordes nítidos y sin escamas debido a la humedad de las zonas que afecta y suele causar dolor, comezón e irritación.
La psoriasis es una patología multifactorial, lo que la vuelve aún más compleja, existe una posible predisposición genética; es una enfermedad inflamatoria crónica en la que por un lado, se liberan sustancias que causan inflamación (células inmunes) y por otro, los queratinocitos se regeneran mucho más rápido, 3 a 5 días, contra 21 a 28 días en una piel sana.
Debido a la rapidez en la que se multiplican esas células, se acumulan sobre la superficie de la piel y esto provoca la aparición de escamas en las placas. Aún no existe cura o tratamiento definitivo para la psoriasis, pero las investigaciones han destacado la función de ciertas moléculas inflamatorias y esto ha ayudado en el desarrollo de diversos medicamentos.
Algunos detonantes de los brotes de psoriasis son los cambios estacionales (frío/calor), las infecciones, el consumo de alcohol y/o cigarro, la ingesta de algunos medicamentos, el tipo de tela de las prendas, los traumatismos, el estrés, las heridas, etc.
Para saber si se tiene psoriasis es necesario acudir a un dermatólogo por tratarse de una afección cutánea. El diagnóstico se hace por medio de la observación del área afectada y el tipo de lesiones que presenta el paciente, ya que a pesar de que las placas escamosas son la forma típica de esta patología, existen otros diagnósticos diferenciales como el eczema.
El especialista conoce los síntomas de cada enfermedad y por ello, es la persona capacitada para determinar el mejor tratamiento para cada persona debido a que los signos de psoriasis no están presentes todo el tiempo y pueden evolucionar en función de diversos factores.
Existen diferentes opciones para tratar la psoriasis, ya que a pesar de ser una enfermedad que no tiene cura, si puede ser controlada, pero el tratamiento es individualizado debido a que el dermatólogo debe conocer la historia clínica de cada paciente, observar las lesiones y en función de ello, establecer el tratamiento a seguir.