Tener la piel seca genera sensaciones de incomodidad y molestias a diario. La piel presenta tirantez, picores, enrojecimiento… La única solución para luchar contra este problema es hidratarla. Descubra cuál es la rutina adecuada para volver a sentir la piel suave y cómoda cuanto antes.
Hidratar su piel es el reflejo que hay que adoptar a diario para brindar confort y resplandor a la epidermis. Pero cuando se tiene la piel seca, esta misión resulta a veces un poco más complicada. La mejor solución que aconsejan todos los dermatólogos es recurrir a unos cuidados eficaces, con unas fórmulas expertas y aprobadas por dermatólogos, que permitan hidratar la piel en profundidad durante todo el día.
¿Por qué tengo la piel seca?
La piel seca es un tipo de piel que carece de los lípidos esenciales para formar el "cemento" cutáneo. Este último es el que permite mantener las células de la epidermis entre sí con el fin de retener naturalmente el agua que contienen y evitar así la pérdida insensible de agua. Para mantenerse hidratada, cómoda y radiante, la epidermis necesita grasa (lípidos) y agua, 2 elementos esenciales que actúan de forma complementaria. La ecuación es simple:
- el agua impregna las células de la piel y evita su deshidratación,
- y los lípidos refuerzan la estructura de la epidermis y combaten la sequedad.
¿Cómo hidratarse la piel?
Hay que empezar eligiendo unos cuidados que satisfagan sus necesidades. Aunque todos los cuidados faciales y corporales ejercen una acción hidratante, la piel seca necesita un extra. Por eso, es fundamental recurrir a unos productos especialmente indicados para las pieles secas. Adaptados a las necesidades de alta hidratación y nutrición de su tipo de piel, van limitando la pérdida insensible de agua conforme se van aplicando, al tiempo que aportan comodidad y suavidad.
A saber: hidratar la piel de la cara no es lo mismo que hidratar la piel del cuerpo. Y es que el grosor de la epidermis varía en función de las distintas zonas del cuerpo: por ejemplo, la piel de la cara es más fina que la de las piernas y los brazos. Por tanto, las necesidades de hidratación son distintas y hay que adaptar su rutina en consecuencia.
Para proteger la epidermis también es esencial practicar una higiene adecuada que respete el pH natural de la piel y no dañe la película hidrolipídica, incluso antes de elegir la crema hidratante adaptada a sus necesidades.
¿Cómo hidratar la piel desde el interior?
Cuidar de su piel desde el exterior está bien, pero no hay que olvidarse de la acción interna: el 30% de los recursos hídricos del organismo se encuentran en el interior de la piel. A este respecto, cabe precisar que la transpiración natural de la epidermis genera una pérdida diaria media de 500 ml de agua. Para mantener sus reservas, hay que beber agua a diario y llevar un estilo de vida saludable: favorecer una dieta equilibrada, evitar el tabaco y el alcohol…
Si trabaja en estos dos aspectos y recurre a unos cuidados adaptados para mimarse, podrá lucir rápidamente una piel suave, hidratada y cómoda.