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Cuando se habla de hidratación de la piel o de piel seca, no se habla de la piel en su conjunto, sino de la capa más superficial de la epidermis: el estrato córneo o la capa córnea.
La capa córnea está constituida por corneocitos, células epidérmicas planas relacionadas entre sí por lípidos específicos.
Presenta notables propiedades de protección y de defensa contra las agresiones externas. No contiene más que del 10 al 15% de agua. Cuando su concentración de agua es inferior al 10%, la piel está deshidratada.
Situada inmediatamente encima de la capa córnea, una capa hidrolipídica recubre la superficie de la epidermis. Esta es una emulsión constituida por agua y lípidos procedentes de las glándulas sebáceas. Esta capa hidrolipídica constituye una envoltura protectora para la piel. Su composición hidrófoba (lípidos) permite a la piel mantener su flexibilidad, mejorar su función protectora y regular el flujo epidérmico oponiéndose, en particular, a la pérdida insensible de agua.
El 20% del agua de nuestro cuerpo se encuentra en la piel. Por ello, la hidratación de la piel es esencial:
- Una piel bien hidratada es flexible y suave,
- una piel bien hidratada tiene un color luminoso
- Una buena hidratación impide la tirantez y el picor, y proporciona un buen confort a la piel