El acné es una enfermedad de la piel que se caracteriza por una hiperseborrea junto con lesiones foliculares, retencionales (comedones) y/o inflamatorias (pápulas, pústulas y nódulos) en las zonas ricas en folículos pilosebáceos. Atendiendo al nivel de afectación de la piel, en particular de la cara, el acné se clasifica en leve, moderado, severo o incluso muy severo.
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Se trata de un tipo de acné en el que la cara se ve totalmente afectada por la enfermedad. Están presentes las diversas variedades de granos de acné: lesiones retencionales (puntos negros y blancos) y lesiones inflamatorias (pápulas, pústulas y nódulos). Otras partes del cuerpo, como la espalda, se ven muy a menudo afectadas.
Alrededor del 15% de las personas que sufren de acné presentan un acné severo: se trata fundamentalmente de adolescentes con acné juvenil, pero también puede manifestarse en adultos. El acné severo parece afectar más a los chicos que a las chicas y es común que haya antecedentes de acné en familia.
El acné severo aumenta el riesgo de cicatrices ocasionadas por el acné. Por eso, no es nada recomendable “manosear” los granos. Para deshacerse del acné severo y evitar las cicatrices, conviene empezar un tratamiento rápidamente.
El acné severo puede repercutir considerablemente en la calidad de vida y el día a día: miedo a la mirada de los demás y a sus comentarios, aislamiento, pérdida de confianza en uno mismo y dificultades escolares en el caso del acné severo del adolescente. También se puede observar un retraimiento e incluso tendencias depresivas en el caso del acné severo del adulto…
¿Qué hacer en caso de acné severo? Lo primero es consultar a un médico. Es la persona indicada para proponer un tratamiento inicial de ataque, como un antibiótico oral combinado con fármacos tópicos. Si esto no da resultado o si el acné es demasiado severo, el dermatólogo recetará isotretinoína oral. Este tratamiento para el acné severo ejerce un efecto general en el acné, pero tiende a irritar y resecar la piel.
