¿Se debe quitar la costra láctea?

La costra láctea en los lactantes es una enfermedad de la piel benigna y sin gravedad. Es una patología muy común que, afortunadamente, no genera ningún tipo de molestia o incomodidad en los pequeños. Algunos padres desean quitar la costra láctea por razones de estética y por su aspecto desagradable, pero hay que procurar no rascar nunca las costras en seco: este gesto puede irritar aún más el cuero cabelludo, ya de por sí fragilizado, y conlleva además un riesgo de infección debido a la manipulación.

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Las soluciones para quitar la costra láctea

Pero entonces, ¿es necesario deshacerse de la costra láctea a toda costa? Si a los padres no les molesta el aspecto a veces antiestético de la costra láctea, no es necesario quitarla y comenzar un tratamiento. La costra láctea se desprenderá por sí sola con el tiempo, aunque hay que tener paciencia porque puede tardar varios años en hacerlo: a veces persiste hasta los dos o tres años de edad.

Sin embargo, es necesario controlar las costras, ya que en raras ocasiones pueden propagarse, engrosarse o infectarse, especialmente si se tocan o se rascan, en cuyo caso se requiere un tratamiento especial.
El primer paso es adquirir una serie de gestos de higiene, como lavar el cuero cabelludo con un champú suave y efectuar un cepillado suave diario para favorecer la eliminación de las costras.
Entre la gama de productos dermocosméticos disponibles en las farmacias para los bebés, hay muchas soluciones para tratar y retirar la costra láctea. En forma de champú, o de crema, gel, emulsión…, estos productos suelen ejercer una acción hidratante que permite ablandar las costras y una acción queratolítica que favorece la eliminación de las escamas.

Pida consejo a su farmacéutico o consulte a su pediatra: podrán ayudarle y recomendarle el tratamiento más adecuado para quitar la costra láctea de su hijo.

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