Algunas personas siguen creyendo que el acné se debe a una falta de higiene por el aspecto graso de la piel y la presencia de granos, que a veces hacen que la cara parezca descuidada. ¡Pero esto es completamente falso! En cambio, la adopción de una higiene adaptada específicamente a la piel acneica es esencial para mejorar la eficacia y la tolerancia de los cuidados y los fármacos. Hay que elegir bien su jabón para el acné.
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El jabón y la higiene en general constituyen el primer nivel de acción contra el acné. Un jabón anti-granos limpia y purifica la piel con suavidad. Idealmente, el jabón anti-granos no contiene verdaderas moléculas de jabón porque estas destruyen el film hidrolipídico de la superficie y resecan la piel: como respuesta, ¡la piel tiende a producir aún más sebo!
El jabón para el acné más práctico a diario es líquido y viene en forma de gel limpiador. Existen otros jabones para el acné, como los panes dermolimpiadores o las aguas micelares sin aclarado, siempre sin jabón y no comedogénicos.
En general, el jabón anti-acné elegido debe utilizarse por la mañana y por la noche en la cara. A menudo se nos olvida, pero la piel produce sebo e impurezas todo el tiempo, ¡incluso por la noche! En otras zonas afectadas por el acné, como la espalda, basta con usar el jabón para el acné una vez al día, lo que corresponde al momento de la ducha diaria. No es necesario utilizar una gran cantidad de jabón para el acné, ya que no aumenta la eficacia y puede irritar la piel.
Se debe aclarar bien la piel si se trata de un jabón anti-acné con aclarado y secarla con una toalla suave. Frotar la piel puede irritarla, ¡y frotar los granos no hará que desaparezcan más rápido!
Una vez que la piel esté bien limpia y seca, hay que aplicar el cuidado o el fármaco recetado por el médico.
El acné vuelve la piel frágil y sensible. A la hora de lavarla, hay que evitar los jabones demasiado agresivos o demasiado alcalinos, que corren el riesgo de desequilibrar el pH ácido de la piel, acentuar el desequilibrio del microbioma cutáneo, resecar e irritar la piel. Una higiene inadecuada puede desembocar en un acné crónico, agravar el acné y hacer que la medicación no dé resultado. Algunos ejemplos de jabones a evitar son el jabón negro, el jabón de Alepo y el jabón de Marsella.
Pieles con tendencia acneica
Piel grasa o con tendencia acneica
Piel grasa o con tendencia acneica
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