El eczema es una enfermedad de la piel que puede aparecer a cualquier edad. Al tratarse de una patología poco frecuente (en torno al 20 % de los niños y entre un 3 y un 4 % de los adultos están afectados) y relativamente benigna, se tiende a banalizar su aparición. En paralelo, existen un gran número de ideas preconcebidas sobre este tema. ¿Sufres eczema o alguien de tu entorno? Entonces sabrás que se trata de una enfermedad plena, en ocasiones causante de molestias físicas y psicológicas. En este dossier encontrarás información clara y completa sobre el eczema.
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El eczema es una dermatosis, o enfermedad de la piel, inflamatoria y crónica, en la que se da una alternancia entre periodos activos, llamados episodios o crisis, y periodos de calma sin síntomas (o casi).
Pero más allá de esta definición tan genérica, existen muchos tipos de eczema. El más conocido es el eczema atópico que afecta fundamentalmente a niños de corta edad.
En el caso de los adultos, el eczema puede adoptar diferentes formas: afectación de rostro y cuello, de las manos, generalizado… Lo más frecuente es que la dermatitis atópica se manifieste desde la infancia, pero puede aparecer también súbitamente en la edad adulta. En el caso del eczema en mujeres embarazadas, es imposible prever de antemano si se aliviará o, por el contrario, se agravará durante el embarazo.
El eczema puede manifestarse de distintas formas. Entre las más frecuentes están la dermatitis de contacto, con lesiones que aparecen concretamente con motivo de un contacto prolongado con una sustancia alergénica; y el eczema crónico de las manos, a menudo provocado y/o agravado por fenómenos irritantes, como las condiciones concretas de un puesto de trabajo.
En cualquier caso, se debe asegurar que el eczema no es una enfermedad contagiosa.
Todas las personas afectadas por eczema sueñan con encontrar un solo y único responsable de sus lesiones. Pero la realidad es a menudo muy diferente, no solo con una sino varias causas que provocan el eczema.
Se alude a menudo al estrés, pero no siempre es la causa principal, básicamente porque el eczema no es una enfermedad psicosomática (que aparece como resultado de la acción de la mente sobre el cuerpo). Desgraciadamente, escuchamos muy a menudo a personas afirmar que “el eczema está en nuestra cabeza”. Pero nada más lejos de la realidad: está en la piel.
La sudoración puede ser responsable de algunos episodios y debe conducir a la aplicación de medidas preventivas, por ejemplo cuando practicamos deporte.
El eczema puede asociarse a alergias. Es el caso en especial del eczema de contacto, incluso si el responsable a veces es difícil de identificar. A veces, el alérgeno se esconde en objetos cotidianos: en una prenda de vestir, un accesorio, una joya o un cosmético. En caso de eczema atópico, la alergia es a menudo más difusa y más parecida a una sensibilidad creciente y determinada genéticamente en lugar de una alergia real. El carácter hereditario juega también un papel importante en este tipo de eczema.
Un episodio de eczema se caracteriza por la aparición de placas rojas con bordes poco nítidos. En ocasiones, las placas pueden presentar inflamación, supurar o bien ser secas y ásperas. La piel afectada duele, pica, quema y, sobre todo, escuece. El picor es un síntoma recurrente del eczema. Suele ser complicado evitar rascarse, lo cual no hace más que agravar la situación. Otro síntoma importante es la sequedad de la piel, particularmente en los casos de eczema atópico. Esta sequedad puede extenderse desde la cabeza hasta los pies, incluso fuera de las placas de eczema.
Los distintos tratamientos recetados por el médico contribuyen a paliar los síntomas y a mejorar el estado de la piel.
¿Tienes alguno de los siguientes síntomas en el cuero cabelludo y/o en el rostro o cuerpo?
¿Te preguntas por qué?
Podría ser psoriasis, dermatitis seborreica o eccema.
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El eczema puede aparecer en los primeros meses de vida. Antes de los 2 años, afecta fundamentalmente a la cara externa de los miembros, al tronco y a las mejillas. Después de los 2 años, la afectación predomina en los pliegues de la piel: cuello, codos, rodillas, muñecas, tobillos…
En caso de eczema en el lactante, es necesario consultar a un médico, para que este confirme el diagnóstico y prescriba el tratamiento adecuado. El médico y el farmacéutico están ahí para ayudar a la familia a conocer mejor el tratamiento y a incorporarlo a su vida cotidiana.
La higiene es otro elemento importante a tener en cuenta. En caso de eczema, la ducha debe ser preferiblemente rápida, con agua no demasiado caliente y un jabón adecuado para pieles atópicas.
Vivir con el eczema a diario no es fácil. Algunos sencillos hábitos pueden mejorar el estado de la piel y, al mismo tiempo, la calidad de vida. Por ejemplo, hay una serie de trucos que permiten reducir el picor: se basan principalmente en el uso del frío, pero también pueden consistir en mantener las manos ocupadas, entre otras cosas, con una pelota de espuma. Es importante evitar rascarse para reducir el riesgo de sobreinfección y cicatrices.
La higiene y el cuidado de la piel, es decir, lavar suavemente la zona y luego hidratarla, debe convertirse en un acto cotidiano. La adaptación del entorno no debe convertirse en algo demasiado estricto o costoso, pero hay que usar el sentido común: pasar el aspirador regularmente, usar ropa con fibras naturales, elegir un detergente hipoalergénico y reducir el uso de suavizantes.
Las dudas sobre la alimentación son recurrentes. Es cierto que algunos casos de eczema están asociados a alergias alimentarias, pero esto no debe dar lugar a dietas demasiado estrictas, ya que existe un riesgo de carencias nutricionales, especialmente en niños en periodo de crecimiento.
El tratamiento médico y la aplicación de sencillas medidas de higiene permiten limitar el número de episodios y mejorar la calidad de vida.
Todas las partes del cuerpo pueden verse afectadas por un eczema.
El eczema en el vientre puede desarrollarse durante los primeros meses de vida y a menudo se extiende por toda la zona. También puede quedarse muy localizado, en el ombligo por ejemplo.
En los brazos, el eczema afecta a las caras externas y curvadas o, por contra, puede afectar a todas las zonas de pliegue, especialmente en el codo y la muñeca.
Otras zonas, como la espalda, los pies o las piernas, pueden verse afectadas por el eczema. Aunque las placas son menos perceptibles en estas zonas, el picor y las molestias siguen estando presentes.
En caso de eczema en los párpados o palpebral, así como de eczema de las manos, la superficie afectada es muy pequeña, pero resulta muy visible y resulta difícil convivir con él a diario.
El eczema afecta habitualmente al rostro y el cuello, en especial en los adultos. En estos casos la desazón es muy grande y a veces cuesta sostener la mirada de los demás. La nuca y las orejas también pueden verse afectadas. El eczema alrededor de la boca es muy común, tanto en niños como en adultos.
Por último, el eczema del cuero cabelludo debe examinarse en busca de afecciones asociadas, como la dermatitis seborreica o la psoriasis.
Se trata de una afección muy común, que afecta a uno de cada cinco niños. El eczema infantil es casi siempre una dermatitis atópica, esto es, un eczema constitucional caracterizado por una piel seca y porosa que se inflama rápidamente tras el contacto con alérgenos ambientales.
La mayoría de las veces, los niños se rascan y duermen mal. Los tratamientos con cremas a base de cortisona y emolientes suelen acabar con los episodios en pocos días, a condición de que el niño consienta en aplicárselos. Para favorecer la adherencia, entre otras cosas, los padres pueden proponerle aplicar la crema con música.
En la mayoría de los casos, el tratamiento del eczema se basa en los dermocorticoides durante los episodios inflamatorios y en los emolientes a largo plazo, para reforzar y proteger la piel. Existen otros tratamientos en forma de cremas, comprimidos o inyecciones, que el dermatólogo puede recetar según el caso. Cuando se sufre un eczema de contacto, evitar la sustancia es esencial si se quiere acabar con él.
Los distintos tratamientos para el eczema no curan la enfermedad, pero contribuyen a limitar la aparición de episodios y a reducir los síntomas, especialmente el picor. También puede acabar desapareciendo espontáneamente, por ejemplo, cuando el niño crece. Mientras tanto, hay que aprender de algún modo a vivir con ello y esto es sin duda lo más difícil de gestionar.
Como su nombre indica, una dermatosis profesional es una enfermedad de la piel que se produce en el lugar de trabajo. En la mayoría de los casos, se trata de un eczema profesional concentrado esencialmente en las manos. La dermatosis profesional se traduce entonces en la aparición de placas rojas y ásperas, con picor.
Todos los sectores se ven afectados por el eczema profesional: las peluquerías, los centros de estética, la construcción o los hospitales.
El tratamiento de una dermatosis profesional se basa tanto en medidas curativas a base de cremas con cortisona, como en medidas preventivas para evitar el desarrollo del eczema: uso de guantes o la aplicación de una crema barrera aislante.