El eczema infantil es muy común y afecta en torno a 1 de cada 5 niños. El eczema en la infancia tiene un impacto en toda la familia y conlleva la adopción de una rutina diaria de higiene y cuidado.
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El eczema infantil es esencialmente un eczema atópico, también conocido como dermatitis atópica. Se trata de un eczema constitucional caracterizado por una alteración de la barrera cutánea. La piel se transforma en un auténtico colador dejando pasar la mayoría de los alérgenos ambientales, lo que da lugar a la aparición de placas rojas y ásperas que producen prurito. Fuera de los episodios de eczema, la piel de los niños suele estar muy seca y generar molestias.
La dermatitis atópica infantil puede acompañarse a veces de un eczema de contacto, cuando el niño desarrolla una alergia cutánea a una sustancia concreta.
El eczema atópico aparece en los primeros meses de vida. El eczema del bebé afecta a las zonas abultadas del rostro y el cuerpo (mejillas, vientre, parte externa de los miembros…) mientras que, a partir de los 2 años, el eczema infantil afecta principalmente a los pliegues. A nivel corporal, el eczema se presenta en los codos, las rodillas, las muñecas, los tobillos... El eczema facial en los niños también se concentra en los pliegues: párpados, cuello, orejas, labios…
La dermatitis atópica infantil también puede manifestarse como un eczema en la mano del niño, lo que aumenta las molestias diarias.
Las ubicaciones del eczema de contacto varían en función del alérgeno implicado. Por ejemplo, la alergia al níquel puede desarrollarse durante la infancia y provocar placas de eczema en el vientre (por el contacto con botones, cremalleras, hebillas de cinturones...) o en las orejas (por llevar pendientes de bisutería...).
El eczema en la infancia puede evolucionar de distintas maneras. La mayoría de las veces desaparece al cabo de unos años sin dejar rastro. También puede persistir en la adolescencia y la edad adulta, o reaparecer tras varios años de calma.
Algunos niños con eczema desarrollan otras manifestaciones atópicas: asma, rinitis alérgica o « fiebre del heno », conjuntivitis alérgica…
En cualquier caso, es imposible predecir de antemano cómo va a evolucionar cada caso. El tratamiento del eczema debe seguir siendo la prioridad.
El eczema suele diagnosticarse en la infancia o en los primeros años de vida. Las cremas para el eczema infantil comprenden tanto productos a base de cortisona, para aplicar en las placas rojas, como emolientes, para aplicar en la piel seca.
Hay que acudir al médico una o dos veces al año para hacer un balance del eczema infantil y renovar o adaptar los tratamientos.
La dermatitis infantil suele ser un eczema constitucional, es decir, hereditario. La mayoría de los padres de niños con esta afección ya han tenido eczema u otras manifestaciones atópicas, ¡aunque eso no significa que les resulte más fácil vivir con ello! A continuación ofrecemos una serie de consejos: