Una vez que el médico haya diagnosticado el eczema, propondrá uno o varios tratamientos contra el eczema. Hay una serie de tratamientos eficaces para el eczema. El hecho de saber más sobre ellos nos ayudará a estar mejor preparados.
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El primer tratamiento para el eczema es local, a base de cremas recetadas por el médico y/o aconsejadas por el farmacéutico. El tratamiento de la dermatitis atópica se basa en dos tipos de cremas:
Si las cremas no son suficientes para aliviar el eczema, el médico puede sugerir otros tratamientos, en particular:
Cuando se inicia un tratamiento para el eczema por vía oral o con inyecciones, se suele continuar con las cremas. En particular con el emoliente, que debe seguir aplicándose a diario para suavizar y reparar la piel, aportándole cada vez más confort.
La elección del tratamiento para el eczema depende de numerosos factores:
Muchas personas rechazan los tratamientos a base de cortisona para aliviar el eczema y buscan otras soluciones para el eczema.
Las cremas con cortisona son el tratamiento de referencia para la mayoría de los eczemas. Constituyen la base para hacer frente a la dermatitis atópica así como para tratar la dishidrosis o el eczema de contacto.
Las cremas con cortisona llevan empleándose más de 70 años en dermatología. Pueden tener efectos adversos: trastornos de la pigmentación, estrías, retraso en la cicatrización, adelgazamiento de la piel… Con las dosis y duraciones recomendadas para el eczema, estos efectos adversos son muy poco frecuentes y no deben impedir el inicio de un tratamiento eficaz contra el eczema.
En caso de dudas sobre su tratamiento, lo mejor es pedir consejo a su médico o farmacéutico.
Cuidado con las soluciones naturales, ya que no están exentas de riesgos, especialmente las realizadas con aceites esenciales. No se debe aplicar nada sobre las placas de eczema a excepción del tratamiento recetado por el médico y/o aconsejado por el farmacéutico.
Además del tratamiento para el eczema, suele ser necesario aplicar una serie de medidas específicas en casi todos los ámbitos de la vida cotidiana, como elegir un producto de lavado adaptado a la piel atópica o favorecer los materiales naturales como el algodón o el lino en el caso de la ropa.
En caso de sufrir mucho estrés, responsable de muchos episodios, controlar este estrés a través de diversas técnicas es fundamental a la hora de tratar el eczema:
Realizar sesiones de educación terapéutica o acudir a una asociación de pacientes permiten a los afectados hablar con otros pacientes, ayudándoles a sentirse menos solos.
Los distintos tratamientos para el eczema comentados anteriormente pueden ayudar a aliviar el eczema y paliar los síntomas de un episodio cuando este se produce. Sin embargo, los tratamientos disponibles en la actualidad no permiten tratar el eczema de forma definitiva, es decir, no lo curan. Como ocurre con todas las enfermedades crónicas, los tratamientos deben seguirse a largo plazo. Si se aplican correctamente suelen permitir controlar muy bien la enfermedad y mejorar la calidad de vida.