¿Qué es la costra láctea?

La costra láctea es una afección muy frecuente en los lactantes. Afortunadamente no es grave y se elimina con el tiempo de forma natural o con la ayuda de cuidados específicos.

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Contenido

La costra láctea del lactante

Aunque se trata de una enfermedad benigna, es normal que los padres se pregunten qué es la costra láctea. Les gustaría saberlo todo al respecto porque no deja de ser una fuente de preocupación para ellos.

Lo que comúnmente se conoce como “costra láctea” es en realidad una forma moderada de dermatitis seborreica en los lactantes. Se trata de una acumulación de piel muerta en la superficie del cuero cabelludo. La costra láctea podría equipararse a la caspa de los adultos.

Es una afección muy común entre los más pequeños. La costra láctea puede aparecer muy temprano, desde las primeras semanas de vida, y durar desde unos pocos días hasta varios meses, desapareciendo por completo en torno a los dos o tres años de edad, sin dejar marcas.
El origen exacto de esta enfermedad sigue sin conocerse hoy día. Sin embargo, se sabe que a pesar del nombre que recibe la enfermedad, no guarda ninguna relación con la dieta del bebé. Por tanto, no sirve de nada cambiar la leche del niño.

Aunque todavía se desconocen las causas de la aparición de la costra láctea, el mecanismo de formación de las costras sí que ha quedado bien identificado. Esta afección se debe, en efecto, a una secreción excesiva de sebo que retiene las células muertas presentes en la superficie de la piel hasta formar placas gruesas y costrosas de color blanco o amarillento.
Estas placas se encuentran muy adheridas a la piel y se extienden en zonas de la piel ricas en glándulas sebáceas, como el cuero cabelludo.

Cuando hay pocas lesiones, se puede recurrir a medidas de higiene simples, como el uso de un champú suave sin jabón y un cepillo de cerdas de seda, para eliminarlas.
Sin embargo, cuando la costra láctea del bebé es abundante y gruesa, es aconsejable aplicar un cuerpo graso o un cuidado tratante antes del baño para favorecer la eliminación de las escamas.

Después de varios días de tratamiento, la costra láctea acaba desprendiéndose progresivamente de la piel. En ocasiones, algunos pelos pueden caerse con ella. Una vez que las costras se han caído, es posible que a veces queden unas placas rojas sobre la piel, que más tarde se transforman en manchas más claras. La piel volverá a recuperar su color normal de forma espontánea al cabo de varias semanas y el pelo también volverá a crecer con normalidad.

¿La costra láctea aparece solo en el cabello?

En la gran mayoría de los casos, la costra láctea solo sale en el cabello. La costra láctea afecta al cuero cabelludo y permanece adherida al cabello. Se forman una serie de costras grasas, de color blanco o amarillo, que se pegan a la piel del cuero cabelludo. Estas placas pueden aparecer rodeadas de rojeces. Suelen aparecer en la parte superior del cráneo, a la altura de la fontanela (el lugar del cráneo donde se unen todos los huesos), antes de propagarse por todo el cuero cabelludo. A veces, la costra láctea puede extenderse hacia las cejas, o incluso a la cara.
A menudo constituye una fuente de preocupación y de inquietud para los padres, pero no produce picor ni molestias al niño, simplemente puede considerarse antiestética.

En raras ocasiones, la costra láctea puede extenderse por todo el cuerpo, lo que se conoce como la enfermedad de Leiner-Moussous.

La costra láctea en los adultos

En los adultos, no se habla de costra láctea sino de dermatitis seborreica, también conocida como seborrea. La costra láctea es realmente específica de los niños pequeños. La dermatitis seborreica es una patología cutánea que afecta principalmente a los adultos. Sus manifestaciones son muy similares a las de la costra láctea, por lo que a veces se denomina erróneamente costra láctea en los adultos.

En los adultos, esta enfermedad afecta al cuero cabelludo y en dos de cada tres casos también a la cara. Su tratamiento se basa en la aplicación de un tratamiento antifúngico para luchar contra el desarrollo de una levadura involucrada en la aparición de la patología.

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