La costra láctea en los adultos

El término costra láctea se utiliza para hacer referencia a la dermatitis seborreica en los lactantes. En los adultos, no se habla de costra láctea, sino de dermatitis seborreica o seborrea.

DU_HOME-PAGE_VISUEL-DERMATOLOGIST_BASE_HEADER 960x584

Contenido

La dermatitis seborreica, una patología frecuente

La dermatitis seborreica es una patología frecuente: afecta al 3% de la población. Es una enfermedad benigna, pero crónica, que evoluciona a través de brotes. No es grave, pero puede resultar molesta y afectar considerablemente a la calidad de vida.

En los adultos, la dermatitis seborreica afecta al cuero cabelludo en el 95% de los casos, de ahí que a veces pueda oírse hablar de costra láctea en los adultos, dada la similitud de las lesiones con las de los lactantes. A diferencia de la costra láctea en los niños, que afecta principalmente al cabello, en los adultos la cara también se ve afectada en dos de cada tres casos.

Las lesiones se forman en las zonas grasas de la piel, donde la secreción de sebo es mayor, como el cuero cabelludo, el surco entre la nariz y las mejillas, las cejas y el espacio entre ellas, o el torso.

Las causas de la dermatitis seborreica en los adultos

El origen de la dermatitis seborreica sigue siendo desconocido hasta la fecha, pero se han identificado claramente tres factores desencadenantes: la hiperseborrea, es decir, un exceso de sebo en la superficie de la piel, la proliferación de levaduras del género Malassezia, presentes de forma natural en la superficie de la piel, y la inflamación. Al desencadenar una reacción inflamatoria específica, esta levadura hace que aparezcan placas rojas en la piel, lo que produce un enrojecimiento y una renovación acelerada de las células del cuero cabelludo y de la piel, generando pequeñas escamas blancas o amarillentas en la superficie, denominadas erróneamente costra láctea en los adultos. Los brotes de dermatitis seborreica pueden desencadenarse por muchos factores como el estrés, el cansancio, y el consumo de alcohol y tabaco, entre otros.

A día de hoy tan solo pueden tratarse los síntomas, es decir, que no existe un tratamiento que permita curar la dermatitis seborreica. Con todo, los tratamientos sintomáticos resultan muy eficaces y permiten espaciar las recidivas en el tiempo.

Volver al principio