La costra láctea se manifiesta con mucha frecuencia en los lactantes. Puede afectar a varias zonas del cuerpo, al cabello en la gran mayoría de los casos, extendiéndose a veces hasta las cejas, la cara y algunos pliegues cutáneos.
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Dos tercios de los recién nacidos se ven afectados por la costra láctea. Puede aparecer muy temprano, desde las primeras semanas de vida, y durar desde unos pocos días hasta varios meses, desapareciendo por completo en la mayoría de los casos en torno a los dos años de edad. Estas costras son pequeñas placas ásperas y grasas cubiertas de escamas blancas o amarillas. La costra láctea se asienta en el cuero cabelludo, aunque en raras ocasiones también puede extenderse hacia las cejas, e incluso la cara.
La extensión de la enfermedad a otras zonas distintas del cabello no constituye en modo alguno un criterio de gravedad, es simplemente una cuestión de azar.
Al igual que la costra láctea en el cuero cabelludo, hay una serie de tratamientos que permiten quitar y eliminar la costra láctea de las cejas.
¿Cómo saberlo todo sobre la costra láctea? Su pediatra o farmacéutico son sus mejores aliados y podrán aconsejarle sobre los productos adaptados.
Los objetivos de los cuidados son, en primer lugar, aportar grasa para ablandar la costra láctea, a continuación ejercer una acción queratolítica para favorecer su eliminación y, por último, lograr eliminar la costra láctea utilizando un cepillo de cerdas suaves.
Se trata de cuidados diarios que deben aplicarse durante el aseo en casa.
Hay que procurar elegir unos cuidados específicamente formulados para los lactantes, que permiten actuar con suavidad y no irritar más la piel, ya de por sí fragilizada.
Si los cuidados no resultan suficientes para eliminar completamente la costra láctea, no hay que dudar en volver a consultar a su médico o en pedir consejo a su farmacéutico.