Sudoración excesiva: sus causas más habituales

La sudoración está controlada en nuestro cuerpo por el hipotálamo, una pequeña glándula del cerebro que se encarga de regular el sueño, el hambre o la temperatura corporal, entre otras cosas. Cuando la temperatura del cuerpo aumenta, el hipotálamo lo detecta y activa el sistema simpático, un sistema que controla muchas de las actividades inconscientes del cuerpo, incluida la sudoración. En caso de estrés o de emociones fuertes, el sistema nervioso libera hormonas (adrenalina y noradrenalina) que activan las glándulas sudoríparas y desencadenan así el proceso de sudoración. La causa de la sudoración es, por tanto, una respuesta a los cambios corporales.

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Contenido

Un proceso vital para nuestro organismo

¿Por qué sudamos? La sudoración es un proceso natural y necesario. Ayuda a regular la temperatura corporal en caso de calor, fiebre o esfuerzo físico. Se denomina «sudoración para la regulación térmica».
Por lo tanto, es completamente normal sudar incluso sin hacer esfuerzo, y de hecho es crucial para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Se trata de un verdadero sistema de refrigeración corporal.

¿Qué es el sudor?

La composición del sudor depende de muchos factores, como la dieta, pero también del estilo de vida general de cada persona. El sudor tiene un pH ácido, cercano a 5,5, que se corresponde con el pH fisiológico de la piel. Se compone principalmente de agua y sales minerales, sobre todo de cloruro de sodio, lo que explica su carácter salado.

El sudor es secretado por dos tipos de glándulas: las glándulas sudoríparas ecrinas y apocrinas, situadas en la dermis de la piel (capa profunda). Su composición difiere de un tipo de glándula a otra. El que secretan las glándulas ecrinas es naturalmente inodoro y fluido. El que secretan las glándulas es más espeso y en un principio también inodoro. Sin embargo, cuando entra en contacto con bacterias, el sudor cambia y puede volverse maloliente. En la superficie de nuestra piel hay todo un ecosistema de bacterias, hongos y virus que viven en simbiosis, conocido como «la microbiota cutánea». Las bacterias se alimentan de las sales del sudor y son las responsables de su olor.

Una sudoración excesiva

La sudoración excesiva, o hiperhidrosis, se da cuando la cantidad de sudor producida supera el volumen necesario para la regulación térmica. También se habla de hiperhidrosis cuando provoca molestias y repercute fuertemente en la calidad de vida de quien la padece.
Existen dos tipos de hiperhidrosis:

  • la hiperhidrosis primaria, cuyas causas no están identificadas.
  • la hiperhidrosis secundaria como consecuencia de un problema de salud o del uso de medicamentos.

Suele ser un tema tabú del que la gente no siempre se atreve a hablar con su médico. Sin embargo, ¡existen soluciones muy eficaces para ello!

Causas de la hiperhidrosis primaria Las causas de la sudoración excesiva pueden ser múltiples y no siempre son fáciles de identificar.

La hiperhidrosis primaria, también conocida como hiperhidrosis idiopática, abarca la mayoría de los casos de sudoración excesiva. Afecta principalmente a las axilas, las manos y los pies. Se manifiesta en determinadas situaciones de estrés y emociones fuertes, durante un esfuerzo físico intenso, con el calor o tras la ingesta de determinados alimentos. Las causas de esta hipersudoración no se conocen realmente, aunque se evoca una predisposición genética y hereditaria. En general, la hiperhidrosis primaria se desarrolla a una edad temprana, durante la infancia o la adolescencia.

Causas de la hiperhidrosis secundaria La hiperhidrosis secundaria está relacionada con un problema de salud o un motivo específico.
Las causas de esta sudoración excesiva pueden ser múltiples.

Algunas afecciones, como la obesidad, la diabetes, la hipoglucemia, el hipertiroidismo o la enfermedad de Parkinson, pueden provocar hiperhidrosis. Lo mismo ocurre con determinados estados fisiológicos, como los cambios hormonales sufridos durante la menopausia, que pueden provocar una sudoración excesiva. El síndrome de abstinencia o el consumo de alcohol pueden igualmente ser los causantes de este trastorno.

Por último, algunos fármacos también pueden causar hipersudoración. En caso de experimentar problemas de sudoración tras iniciar un nuevo fármaco, conviene pedir siempre consejo al médico antes de interrumpir o cambiar su tratamiento. Él o ella le ayudará a encontrar la mejor alternativa terapéutica.

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