La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel. Su componente inflamatorio se manifiesta por la presencia de placas rojas y gruesas que causan picor. Su naturaleza crónica se traduce en una evolución intermitente entre períodos de crisis y períodos de remisión. Nadie está exento de la psoriasis: puede afectar a personas de ambos sexos, de cualquier edad y de cualquier categoría socioprofesional. No es una enfermedad contagiosa y tampoco tiene nada que ver con una falta de higiene.
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La psoriasis no es una enfermedad contagiosa. En cambio, es una enfermedad “que se ve”, que llama la atención y curiosidad de los que miran, y que hace sentirse incómoda y aísla a la persona que la sufre. Conocer mejor qué es la psoriasis permite a todos aceptarla mejor, vivir mejor con ella a diario, tanto si se es paciente, como asistente, profesional de la salud o un mero espectador.
Depende. La forma más común es la psoriasis en placas, caracterizada por la presencia de placas rojas con bordes nítidos cubiertas de gruesas escamas blancas. Su ubicación es bastante característica, concentrándose en los codos, las rodillas y la parte inferior de la espalda. Otras zonas como el cuero cabelludo, las uñas y la cara también pueden verse afectadas. Independientemente de la parte del cuerpo en la que aparece, los picores y la incomodidad pueden ser intensos. Cuando la psoriasis está muy extendida, las molestias son aún más importantes y pueden impedir la realización de ciertas actividades. En cualquier caso, es difícil evitar rascarse y arrancar las escamas, aun sabiendo que esto no hace más que exacerbar la crisis.
Existen muchas otras formas de psoriasis, las cuales visualmente se alejan bastante de la psoriasis en placas. Sin embargo, se trata de la misma enfermedad que se expresa de manera distinta. Por eso, para responder a qué es la psoriasis hay que conocer en qué formas se expresa. Entre las formas más conocidas y frecuentes se encuentra:
La inflamación crónica también puede causar daño en las articulaciones. El reumatismo psoriásico, también conocido como psoriasis articular, afecta en torno a un 15% de los pacientes y puede presentarse o no con lesiones cutáneas asociadas, lo que en ocasiones dificulta el diagnóstico. Las principales articulaciones afectadas son, por un lado, las de la columna vertebral (afectación axial), y por otro, las de los dedos de las manos y los pies, los tobillos y las rodillas (afectación periférica). Los síntomas más comunes son los mismos que los de cualquier enfermedad reumática: dolor, hinchazón, dificultad para levantarse por la mañana, así como destrucción y deformación articular a largo plazo cuando no se sigue un tratamiento.
La mayoría de los tratamientos orales y bioterapias actúan en ambos tipos de inflamación, cutánea y articular. A diferencia de las placas, el dolor no se ve, pero no deja de ser igual de incapacitante en el día a día del paciente. Por eso es esencial hablar del dolor con su médico, para poder iniciar rápidamente un tratamiento adaptado al reumatismo psoriásico.
La psoriasis interfiere en todos los momentos de la vida. La psoriasis durante el embarazo genera muchas preguntas y angustias a los futuros padres.
Cuando una pareja desea tener un bebé debe consultar al dermatólogo para revisar los tratamientos en curso y modificarlos para que sean compatibles con el embarazo si es necesario. Lo mismo ocurre durante la lactancia. Aunque la evolución de la psoriasis no deja de ser impredecible, es cierto que la mayoría de las mujeres embarazadas con psoriasis constata una mejora en el estado de su piel. Desgraciadamente, este efecto beneficioso no es más que temporal y puede producirse un brote después del parto.
La transmisión de la enfermedad al bebé es igualmente impredecible ya que los factores genéticos de la psoriasis no se conocen aún completamente y la mayoría de las veces suelen ir asociados con desencadenantes ambientales. Sí, no, quizás... Es imposible saberlo. La enfermedad puede desencadenarse durante la edad adulta o desde la infancia. La psoriasis en los niños puede aparecer desde la primera infancia con psoriasis en los pliegues bajo los pañales ("psoriasis del pañal"). La infancia es un período difícil para tratar la psoriasis porque el niño no comprende el interés de tratarse: tenemos que ir tras él para aplicarle la crema, negociar constantemente y buscar ideas para evitar que se rasque: hay que tener presentes todas las soluciones que existen con el frío (spray de agua termal, parte posterior de una cuchara...) y pensar en actividades deportivas y recreativas que puedan distraer al niño.