La dermatitis seborreica es una enfermedad benigna y no contagiosa de la piel. No es una afección grave, pero a veces puede ser muy llamativa. Se caracteriza por la presencia de escamas, rojeces y picores. En consecuencia, puede afectar enormemente a la calidad de vida de los pacientes.
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Combatir la dermatitis seborreica constituye una labor cotidiana en la vida de estas personas, ya que la dermatitis seborreica no tiene cura. Es una enfermedad crónica y recidivante. Sin embargo, sus síntomas se pueden controlar y con un buen plan de tratamiento es posible espaciar los brotes en el tiempo y reducir su intensidad ante la imposibilidad de curar esta enfermedad dermatológica.
El médico elegirá el tratamiento más adaptado entre una amplia gama de opciones en función del estadio y la ubicación de la dermatitis seborreica. Hay muchos fármacos y productos cosméticos disponibles para combatir los síntomas de esta enfermedad. Para controlar bien la situación, mejorar el estado de la piel y espaciar las recaídas en el tiempo, es muy importante atenerse a la prescripción del médico y seguir a rajatabla el tratamiento.
Los objetivos del tratamiento empleado serán múltiples para luchar contra todas las causas de la enfermedad:
Además de los tratamientos recetados, se recomienda cuidar la piel a diario, incluso cuando no se está en fase de brote.
Para ello, es necesario elegir un producto dermocosmético adaptado a la piel afectada por la dermatitis seborreica.
Al ducharse, hay que escoger un cuidado limpiador adaptado y específico para sus problemas de piel y, cuando el cabello se ve afectado, conviene alternar un champú suave con los tratamientos para no irritar aún más el cuero cabelludo.
Es importante secar completamente la piel y el cabello. A las bacterias y los hongos les encanta la humedad. Quedarse dormido con el cabello todavía mojado o con una toalla en la cabeza puede favorecer la multiplicación de agentes infecciosos.
Estos microorganismos tienden a desarrollarse al entrar en contacto con ciertos materiales sintéticos que pueden encontrarse en las almohadas. Esta proliferación en contacto con un entorno húmedo puede agravar los síntomas de la dermatitis seborreica.
Por otro lado, adoptar un estilo de vida saludable y equilibrado no puede sino resultar beneficioso para la piel. La piel es el primer reflejo visible de nuestro estado de salud. De hecho, cuando estamos cansados, podemos verlo reflejado inmediatamente en nuestra piel, al igual que cuando nuestros hábitos alimenticios no son equilibrados o nuestro ritmo se ve alterado. Por eso, adaptar su dieta en caso de dermatitis seborreica, proteger la piel contra los impactos medioambientales, como la contaminación o los cambios meteorológicos (viento, sequedad, humedad...), y aprender a controlar el estrés son algunos ejemplos de métodos para cuidar de su piel a diario y mejorar las lesiones.
La búsqueda de una mayor naturalidad es un deseo y una aspiración de muchos consumidores, tanto en su alimentación, su vida cotidiana y sus pautas de consumo, como en el tratamiento de sus patologías. Por eso, algunos desean recurrir a remedios más naturales para luchar contra su dermatitis seborreica, como los aceites esenciales o la homeopatía, por ejemplo. ¿Por qué no? Sin embargo, estos remedios no deben hacer que se nos olvide seguir el tratamiento recomendado por el médico. Antes de comenzar cualquier tratamiento alternativo, lo mejor es pedir consejo al farmacéutico, que sabrá guiarnos con total seguridad a través de este proceso.
La dermatitis seborreica no es una enfermedad contagiosa así que no se puede transmitir de una persona a otra. Desgraciadamente, la dermatitis seborreica no tiene cura, por lo que vuelve a aparecer de forma regular en la superficie de la piel o el cuero cabelludo. Sin embargo, con un plan de tratamiento adecuado los síntomas típicos de los brotes de dermatitis seborreica pueden desaparecer.