La aparición y el desencadenamiento de un brote de dermatitis seborreica puede verse influenciado por numerosos factores, como el estrés, el cansancio, los cambios meteorológicos, el consumo de alcohol y tabaco, así como la contaminación atmosférica.
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La piel, verdadero escudo de nuestro organismo, es el primer órgano sensible a los cambios medioambientales. El aire seco, la humedad, el frío o el calor son todos factores que obligan a nuestra piel a adaptarse de muchas maneras, y entre ellas figura la secreción de sebo. La secreción de sebo puede aumentar o disminuir, y cualquier aumento puede generar un nuevo brote de dermatitis seborreica.
Cuando la piel se expone a un ambiente contaminado, la calidad y la cantidad de sebo secretado puede alterarse y aumentarse, dando lugar a una hiperseborrea. Esto crea un entorno propicio para la proliferación de levaduras del género Malassezia, uno de los responsables de los brotes de dermatitis seborreica.
En cambio, el sol parece tener efectos beneficiosos en las pieles que padecen esta enfermedad. De hecho, según un estudio sueco, los signos de la dermatitis seborreica tras la exposición al sol mejoran en un 54% de los pacientes(1). Con todo, conviene tener cuidado: aunque las lesiones mejoren con el sol, es esencial aplicarse un protector solar antes de exponerse y renovar su aplicación cada dos horas.
Muchos factores externos pueden contribuir a desencadenar las fases de brote de la dermatitis seborreica.
Por eso, puede ser útil seguir algunos consejos para luchar a diario contra la dermatitis seborreica, en concreto:
No hay que dudar en pedir consejo a su farmacéutico, que puede orientarnos hacia una rutina adaptada a nuestro tipo de piel.
Berg M. Epidemiological studies of the influence of sunlight on the skin. Photodermatology. (1989), 6, págs. 80-84.