El eczema normalmente va asociado al concepto de alergia: alimentaria, al polen, a los ácaros, al pelo de los animales, a los perfumes, a los metales, a los cosméticos… ¡Algunas personas llegan hasta a afirmar que son « alérgicas a todo » ! Pero, ¿cuál es la realidad? ¿En qué consiste el eczema alérgico? Vamos a tratar de averiguarlo.
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La alergia, también llamada hipersensibilidad, corresponde a una reacción anormal y exagerada del sistema inmunitario ante elementos extraños al organismo, conocidos como alérgenos.
Es cierto que el eczema puede ser directamente debido a una alergia. El eczema alérgico más típico es el eczema de contacto que aparece por contacto prolongado de la piel con una sustancia a la que se es alérgico.
El eczema atópico no es realmente un eczema alérgico, aunque ambos términos suelen confundirse. Los alérgenos del medio ambiente son factores agravantes del eczema atópico y no la verdadera causa de la enfermedad. Además, en la mayoría de los casos no se trata de una alergia, sino de una sensibilización del organismo a determinadas sustancias ingeridas, respiradas o aplicadas sobre la piel.
Para diagnosticar el eczema alérgico, a menudo es necesario consultar a un alergólogo y someterse a pruebas adicionales denominadas pruebas de alergia.
¡Atención!, en el caso del eczema atópico « clásico », las pruebas de alergia no sirven para nada. Entre otras cosas, pueden revelar una sensibilización a los ácaros, pero en ningún caso se debe concluir que el eczema es provocado por los ácaros y solo por ellos. Aspirar la casa de arriba abajo no evitará los episodios de eczema, ya que se deben a varios factores: el frío, el viento, el estrés...
Si se ha demostrado la existencia de una alergia mediante pruebas de alergia, la principal medida que hay que adoptar es evitar la fuente de alergia para prevenir nuevos episodios de eczema alérgico.
Pieles muy secas con tendencia al eczema atópico
Eczema