La hiperpigmentación, a saber, la pigmentación desigual de la piel, es una realidad y a veces un complejo para muchas personas de piel negra o mestiza. La hiperpigmentación en las pieles negras presenta ciertas particularidades.
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La piel negra tiene un alto nivel de melanina, el pigmento que le confiere su coloración. Bajo la acción de uno o varios factores favorables, la piel negra produce un exceso de melanina, que da lugar a la aparición de manchas oscuras.
La presencia de manchas oscuras suele ser más visible en las pieles más pigmentadas que en las claras, lo que hace que la tez se vuelva rápidamente irregular.
Algunas causas son comunes tanto a las pieles claras como a las oscuras: la exposición al sol, las hormonas, ciertos medicamentos, el envejecimiento cutáneo asociado a la aparición de manchas de la edad. La hiperpigmentación postinflamatoria es frecuente en las personas de piel negra. El acné, el eczema o una simple herida provocan localmente un exceso de producción de melanina y la aparición de manchas oscuras durante más o menos tiempo.
La protección solar es esencial, incluso para las personas de piel negra que tienden a sentirse naturalmente protegidas.
También conviene tratar todas las lesiones cutáneas de forma rápida y eficaz, evitando toquetearlas o rascarlas.
Es aconsejable aplicarse a diario una crema y/o un sérum antimanchas adaptado a su tono de piel.
El tratamiento de la hiperpigmentación en las pieles negras se basa en tratamientos dermocosméticos, cuidados despigmentantes e incluso en intervenciones dermatológicas.
Con todo, conviene ser precavidos, pues algunos tratamientos destinados a aclarar la piel no deben utilizarse sin consultar antes a un médico. En particular, los dermocorticoides empleados habitualmente para tratar el eczema o la psoriasis no deben desviarse de su uso previsto, ya que de lo contrario pueden provocar efectos secundarios como el adelgazamiento de la piel o problemas de cicatrización.
