Uno de los principales marcadores del acné es la hiperseborrea, es decir, la superproducción de sebo. Este exceso de sebo hace que la piel se vuelva grasa, reluciente y con tendencia a los granos.
Contenido
El sebo es una secreción fisiológica de las glándulas sebáceas presentes por ejemplo en la zona T de la cara (frente, nariz, mejillas y barbilla), el pecho, la espalda... Es una sustancia grasa que sirve para proteger la piel. El sebo se combina con el sudor para formar el film hidrolipídico, que es esencial para evitar la evaporación del agua presente en la piel y luchar contra la sequedad cutánea.
Las glándulas sebáceas dependen de unas hormonas denominadas andrógenos. En ciertos períodos de la vida, particularmente durante la pubertad, estos andrógenos, presentes en mayores cantidades, favorecen el crecimiento de las glándulas sebáceas y la producción de sebo. El exceso de sebo y/o el sebo de peor calidad hace que la piel se vuelva grasa, impide que las células muertas se eliminen correctamente y proporciona un medio de cultivo favorable para el desarrollo de bacterias proinflamatorias del acné. Por consiguiente, el exceso de sebo se convierte en una de las principales causas del acné, fuente de puntos negros, puntos blancos y más tarde de granos inflamatorios.
Hay que evitar ciertos tratamientos antiseborreicos: en particular, es inútil modificar la dieta y eliminar todas las sustancias grasas, eso no evitará que se acumule un exceso de sebo y, por el contrario, puede provocar verdaderas carencias. También es contraproducente tratar de resecar la piel a toda costa utilizando jabones demasiado agresivos, por ejemplo, ya que la piel reacciona produciendo aún más sebo. La forma ideal de combatir el exceso de sebo es utilizar un producto limpiador suave y sin jabón, un cuidado matificante o incluso una loción o mascarilla para reforzar la acción purificante y anti-brillo.
Pieles con tendencia acneica
Piel grasa o con tendencia acneica
Piel grasa o con tendencia acneica
Piel grasa o con tendencia acneica