El láser es una tecnología cada vez más empleada en Dermatología. En particular, el láser en el acné se ha convertido en una verdadera opción de tratamiento.
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El láser es una fuente de radiación electromagnética asociada a una determinada longitud de onda. Todo el mundo conoce, por ejemplo, el típico láser rojo que aparece al presionar ciertos llaveros o punteros. Las longitudes de onda en cuestión pueden situarse o no en el rango visible (rojo, azul, verde...). Por tanto, existen varios tipos de láser.
En Dermatología y en el acné, el láser alcanza un objetivo en la piel y lo destruye de manera selectiva.
Cada vez se propone más el láser para tratar el acné moderado a severo. El láser en el acné permite actuar en las lesiones inflamatorias del acné, pero también contra el exceso de sebo y, por lo tanto, indirectamente en la aparición de granos de acné. El láser para las cicatrices de acné se utiliza mucho. Pero, ¡cuidado! El tratamiento láser del acné se basa en varias técnicas y corresponde al dermatólogo elegir la más adaptada a cada paciente.
El láser ha demostrado cierta eficacia contra el acné, generalmente después de varias sesiones. Pero, atención, ¡no es un tratamiento milagroso! Someterse a un tratamiento láser contra el acné no exime al paciente de la necesidad de realizar sus cuidados diarios de higiene, de seleccionar unos cosméticos y un maquillaje no comedogénicos o de protegerse del sol …
Una sesión preparatoria permite seleccionar el método, establecer una planificación de las sesiones y validar el presupuesto. Los ojos se cubren con protectores oculares en caso de someterse a una sesión de láser para el acné de la cara. El paciente puede sentir hormigueo o incluso dolor en función del tipo de láser anti-acné que se utilice. Después de la sesión, hay que hidratar la piel y protegerla del sol. Es posible que se produzca una agravación transitoria del acné.
Pieles con tendencia acneica
Piel grasa o con tendencia acneica
Piel grasa o con tendencia acneica
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