La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica en la que la inmunidad desempeña un papel importante.
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La inflamación es una reacción de defensa del organismo caracterizada por la presencia de varios elementos: entre ellos, puede notarse la aparición más o menos completa de enrojecimiento, hinchazón, sensación de calor y dolor. La inflamación que causa las placas de psoriasis suele ser importante y es el resultado de una doble aceleración a nivel celular.
La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica en la que la inmunidad desempeña un papel importante. De hecho, la mayoría de los tratamientos recetados para la psoriasis son eficaces en las lesiones porque actúan en uno o varios componentes del sistema inmunitario.
Por su parte, los tratamientos dermocosméticos (cremas, champús) adaptados a la psoriasis suelen estar enriquecidos con agentes queratorreductores para contrarrestar la renovación excesiva de la piel durante los brotes, y deben siempre carecer de agentes queratorreductores cuando se utilizan fuera de las placas, con el fin de espaciar los brotes. De hecho, una acción queratolítica fuera de la placa de psoriasis imitaría un microtraumatismo que podría desencadenar un brote, ¡y no es lo que buscamos!
En algunos brotes, no se encuentra ningún factor desencadenante.
Conocer sus propios desencadenantes es útil para evitar algunos brotes, pero no debe convertirse en una obsesión porque nunca hay un único “culpable” detrás de la reacción inflamatoria.
Piel con tendencia psoriásica
Piel con tendencia a la psoriasis