El diagnóstico de la psoriasis es esencialmente clínico, es decir, se basa en el examen visual de las lesiones por el dermatólogo. Los signos clínicos de la psoriasis suelen ser tan típicos que el diagnóstico de la psoriasis es claro. Pero no siempre es el caso: la psoriasis puede confundirse con otras enfermedades de la piel, tanto en los niños como en los adultos.
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Por ejemplo, a veces resulta complicado distinguir la psoriasis del eczema. El eczema es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel. La forma más conocida y generalizada es el eczema atópico, también conocido como dermatitis atópica. Es un eczema hereditario que afecta principalmente a los niños pequeños, aunque a veces también a los adultos. El tratamiento se basa principalmente en cremas a base de cortisona, también llamadas dermocorticoides.
La psoriasis y el eczema tienen muchas cosas en común: ambas son enfermedades crónicas caracterizadas por una alternancia entre períodos de crisis y períodos de remisión. Sus placas son rojas y generan mucho picor, tanto de día como de noche. La enfermedad puede volverse rápidamente incapacitante y tener un impacto psicológico importante: miedo a la opinión de los demás, retraimiento, dificultad con sus relaciones sociales, amistosas o familiares.
¿Cómo distinguir entre psoriasis y eczema?
Sin embargo, se puede tener perfectamente psoriasis y eczema al mismo tiempo. Algunos signos clínicos de la psoriasis adquieren el aspecto de un eczema, como ocurre al aplicar productos agresivos o irritantes, no adaptados a las placas de psoriasis.
Piel con tendencia psoriásica
Piel con tendencia a la psoriasis