Se habla a menudo de los picores ligados al eczema pero, ¿sabía que el picor es también uno de los principales signos clínicos de la psoriasis?
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Cuando se tiene psoriasis, las ganas de rascarse son omnipresentes, tanto en las placas como fuera. Rascarse alivia pero trae consigo la aparición de las escamas blancas presentes en las placas, las cuales deben desprenderse y eliminarse naturalmente al resolverse el brote. Al rascarnos, volvemos a empezar de cero y la placa tarda más en desaparecer, o incluso puede llegar a extenderse. Si además llevamos las uñas largas y no muy limpias, al rascarnos podemos causar arañazos, sangrado, cicatrices o incluso una sobreinfección.
Pero saber todo esto no ayuda a evitar rascarse, con importantes trastornos del sueño y dificultad en nuestras relaciones sociales, ya sean de tipo profesional, amistoso, familiar o amoroso.
En su oficina, Emma trabaja en el ordenador pero no puede evitar rascarse el cuero cabelludo, dejando caer gruesas costras sobre sus hombros y viéndose obligada a ir y venir al baño para limpiarse la ropa.
En el restaurante, Paul no puede disfrutar de un momento de relax con su mujer y solo tiene ganas de una cosa: volver a casa para rascarse los brazos a discreción y huir de la mirada de los demás. Aquellos que piensan inmediatamente que rascarse = enfermedad infecciosa = enfermedad contagiosa…
Los picores asociados a la psoriasis son un síntoma de la enfermedad de pleno derecho y alteran enormemente la calidad de vida y la imagen de uno mismo. Hay distintos tratamientos que ayudan a limitarlos combatiendo la inflamación de la piel.
Al mismo tiempo, existen varios métodos para evitar rascarse:
¡Cada persona debe dar con el método que más le convenga!
Piel con tendencia psoriásica
Piel con tendencia a la psoriasis