Ir a la piscina suele equivaler a pasar un buen rato, ya sea solos, en familia o con amigos. Sin embargo, ir a la piscina cuando se sufre de eczema suele resultar más complicado.
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El agua de las piscinas suele ser rica en cloro. En caso de eczema, la piscina tiende a provocar hormigueos en la piel. Lo mismo ocurre con las piscinas de agua salada y el agua del mar.
Independientemente del tipo de piscina, el mero hecho de bañarse reseca la piel propensa al eczema y aumenta las molestias.
Por otro lado, ir a la piscina cuando se sufre de eczema suele ser complicado a nivel psicológico. En bañador, ¡es difícil ocultar todas las placas de eczema! Otros nadadores pueden quedarse mirando las placas o, lo que es peor, pensar que se trata de una enfermedad contagiosa, cuando el eczema no es ni mucho menos contagioso.
Por tanto, así de primeras, el eczema y la piscina parecen ser más bien incompatibles. En cambio, por otro lado, la piscina brinda una sensación de ligereza y bienestar que puede resultar muy beneficiosa cuando se sufre de eczema.
Así que se puede perfectamente ir a la piscina cuando se sufre de eczema, salvo en caso de atravesar episodios muy intensos y tener placas de eczema « en carne viva ». De ser así, es aconsejable posponer la natación durante unos días hasta que se alivie el eczema.
Vivir con eczema conlleva encontrar soluciones para poder vivir como los demás a pesar de la enfermedad y las placas en la piel.
La natación con dermatitis atópica se puede practicar siempre que se respeten algunas reglas sencillas:
No dude en consultar a su farmacéutico o médico para elegir los productos adaptados a su piel y a su eczema.
Pieles muy secas con tendencia al eczema atópico
Eczema